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Cúmpliéndose hoy los 65 años del Alzamiento Nacional del 18 de julio de 1936, donde el general Franco se alzó para defender a España y su orden constitucional del comunismo genocida que pretendía instrumentalizar a la II República española, para  hacer de España un satélite del comunismo soviético.

Desde entonces, nada ha cambiado. Si los socialcomunistas de la época eran unos genocidas, el actual gobierno socialcomunista, no lo es menos.

Es un grito a voces que no pueden acallar.

Reproducimos la segunda parte del artículo publicado en el Correo de España titulado España necesita un proceso de Nüremberg (Segunda parte).

Abordábamos en la primera parte los antecedentes históricos del llamado Proceso de Nuremberg, el Circovid y la vacunatimo. Ahora se impone realizar un ejercicio prospectivo y una solución: un proceso de Núremberg a la española ante este manifiesto genocidio.

 

1.- Futuro de ¿España?:

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Ahora bien y ¿cuál es el futuro que espera a España?.

Partiendo de que hoy es un territorio, más que nación, que se ha entregado como alumno aventajado del globalismo y en poco más de 40 años, ha transformado la otrora próspera España en una colapsada Españizuela, que contiene una tiránica y opresora dictadura del pensamiento único, sólo cabe atisbar tres alternativas que van de lo probable a lo posible.

  1. La entrega continuada al globalismo donde el 80% de los españoles pide a gritos que se le marque con la vacunatimo. Y para éso está el monarca como globalista, masón y ferviente admirador de la Agenda 2030 (y por tanto, traidor a España), que prefiere ser sicario del globalismo que un caudillo salvador de la Nación que dice representar. Prueba de ello es esta penúltima entrega, cómplice del latrocinio de los indultos golpistas (encajando que los condenados en el Caso Blanquerna entren en prisión por defender España frente al separatismo) y de la próxima entrega de Ceuta, Melilla y tal vez Canarias a Mohamed VI, con ese mix de psicópatas mafiosos, machos ambiciosos, codiciosos y libidinosos, hembras con o sin méritos propios, pero con ganas de prosperar a costa de su particulares recursos y una inmensa e inacabable legión de zombis con vocación de paniaguados en modo “mongers” (con muy mala baba, eso sí). Podemos empezar por el presidente de turno, ya sea Pedro El sepulturero, Pablo El enterrador, FraCasado El cobarde equidistante o Abascal El cowboy peliculero, como parte del sicariato destructivo a las órdenes del globalismo, representando un sistema ilegítimo y por ende, ilegal desde 1.978. Eso sería la culminación de nuestro particular desastre de 1.898 para mayor gloria del anglosionismo. A esta hipótesis se le puede conferir el 50%, sino más.
  2. La imposición del Islam (o el islamismo, según la fuerza que tenga el radicalismo en el momento), por las buenas o las malas (lo que no será difícil al disponer de entre sus “inmigrantes” de una parte de quintacolumnistas infiltrados en nuestra sociedad parasitándola y debilitándola). Obviamente, su imposición implicará la sustitución de nuestro extinto sistema de valores y creencias por la devastación de la ingeniería social, y la imposición de un todo religioso-político-social-econonómico que es el Islam. Este escenario,que en teoría sería mejor que el actual pues al menos habría un orden cierto y beligerante con todo este buenismo atroz actual, es muy probable que nuevamente acabara rendido en manos del globalismo (salvo si consiguiera sustraerse de ello mediante una deriva a la siria, opción ésta por la que algunos se darían por satisfechos por su marcado antiglobalismo). A este supuesto se le puede conferir un 25% de posibilidades.
  3. La reacción de una parte de la sociedad aún no zombificada (y no vacunada), disidiente, negacionista de la pandemia (no necesariamente de un virus no pandémico), afirmacionista de la plandemia, respiracionista, amante de su antigua Nación y de la libertad, con mayúsculas y dispuesta al sacrificio y entrega total, para revertir cualquiera de las dos precitadas derivas, imponiendo (porque al final es lo que vale), un sistema amparado en el socialpatriotismo, donde lo social prime el bien común sobre el individual y lo nacional vincule lo emocional con nuestra identidad como parte del aire que respiramos, amparado en el Derecho Natural, que no deje hueco para ningún colaboracionismo ni entreguismo globalista, procurando que España vuelva a ser y estar bajo una organización centralizada donde todos deben tener un papel y una misión que cumplir, refractaria a las injerencias de las genocidas oligarquías internacionales.

Ahora bien, para ello se requiere del concurso de la juventud patria y visto cómo los jóvenes estudiantes son recluídos (secuestrados más bien) en hoteles de Mallorca por las mentiras del sistema y cómo encajan esos golpes con el conformismo del idiota o del analfabeto, no podemos tener esperanza en la misma al ser un subproducto del sistema, y al que le falta, como poco, mucha “mili” como vehículo de valores patrios (de ahí lo importante que fue para el progrejeterío suprimirla). A este escenario se le puede conferir un 25% de posiblidades, sino menos.

Mientras, a la fecha de este artículo, aún seguimos esperando a que el Tribunal Constitucional, como órgano dependiente del único poder que existe, que no es otro que el ejecutivo (en nuestra derogada Constitución de facto nunca hubo división de poderes, salvo en la propia letra de la misma sobre el papel mojado, borrado y ajado), declare “inconstitucional”, por estrecho margen parece ser, el primero de los denominados estados de alarma (de excepción de facto) así como la suspensión de derechos y libertades públicas (circulación, residencia y reunión esencialmente) en un gesto de “verguenza torera” que puede constituir un último atisbo de “rebeldía” por la sumisión en la que se encuentra desde hace décadas.

Si se abre esa puerta, las denominadas “multas del confinamiento” deben estar abocadas a la papelera (como en justicia procede) y las reclamaciones patrimoniales, por el funcionamiento anormal de los servicios públicos, deben prosperar para reparar económicamente el daño causado (y contribuir con ello a acelerar la ruina del Estado para que este maldecido sistema sobre el que se sustenta este ominoso régimen zozobre y perezca). Nada como el aceleracionismo por ciertos sucesos precipitantes en estos casos.

 

2.- Necesidad de un Proceso de Nüremberg a la española:

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Y con ello tal vez se franquee la puerta a un Nüremberg en España, que sirva de catarsis, exorcizando todos los demonios, a través del enjuiciamiento (y condena masiva, pues no puede ser de otra forma) de sus responsables (autores intelectuales y materiales y colaboracionistas en modo cómplice y encubridor), que desemboque en una justa retribución para compensar la ignonimia de la que por omisión una gran mayoría es cómplice por cobardía y comodidad que ha dejado hacer a estos genocidas. Cuando eso suceda, los hombres valientes y justos sentirán verguenza por no haberlo intentado antes, pero tal vez así se rediman y consigan sacudirse este oprobio de esta dictadura global con un guíón distópico, opresivo y tiránico: el de la Agenda 2030.

Pero para ello, como en España todo llega con enorme anticipación o con tremendo retraso (según el caso pues para éso es un territorio de extremos donde la bipolaridad es la “normalidad”), suponemos que el pistoletazo de salida empezará fuera (en aquéllos territorios europeos que quieran volver a ser nación o en naciones que no haya sido suficientemente diluidas aún) y entonces aquí, como al final se suele acabar siendo más papista que el Papa, empezaremos a aplicarnos con inusitado entusiasmo, para que se haga justicia (aún cuando sea difícil de conseguir).

Por último, una recomendación.

Si es usted una persona mentalmente sana que sepa que no tiene cabida en este sistema pervertido (es lo lógico en medio de tanta enfermedad social). Aún así evite enfermar por causa del mismo. Se requerirá de gente refractaria a la devastación actual que en el futuro, desde su sanidad mental, asuma enormes responsabilidades para con su Nación y sus connacionales.

En cualquier caso, la agonía si breve, dos veces buena y cuanto antes se produzca el desenlace de esta inmunda pesadilla, mejor.

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